Cuaderno de sueños

Carl Jung, uno de mis más amados maestros, cuestionó la premisa de ese otro grande que es Sigmund Freud con respecto al significado de los sueños. Para Jung, el sueño no era únicamente la manifestación onírica de deseos sexuales reprimidos, sino una compleja elaboración que involucraba tanto los residuos de las vivencias e impresiones psíquicas del individuo como los arquetipos que constituyen la gran memoria colectiva. Con esa “mezcla” entre la intimidad y lo universal, por decirlo así, la libido o energía creativa “solar” nos inserta en el mundo para que participemos de manera singular en su lectura, en su dibujo.

Para quien escribe, los sueños son un laboratorio precioso de símbolos personales y comunitarios. Allí, en esa cámara oscura, podemos echar a andar sin censura la maquinaria de la ficción. Es por eso que incluyo en mi casa virtual una habitación dedicada a compartir mis sueños y la interpretación que les doy. En este espacio compartiré también los sueños de otras y otros visitantes que, según mi discreta opinión, puedan iluminar las conexiones que hacemos con los arquetipos en el gran teatro de la existencia. Y es que, ¿cuán aburrido sería tener una sola vida, verdad?